¿Por qué siguen funcionando los calendarios promocionales?



Los calendarios promocionales continúan siendo uno de los regalos estrella de cada temporada.
¿El motivo? Hay varias razones por las que esto es así y estas serían las más importantes a primera vista.

- Nos hemos acostumbrado a ellos. Hoy pocas personas pagan por un calendario a no ser que quieran algo concreto muy decorativo. Lo normal es esperar que en Navidad el tendero del barrio nos regalará uno de esos calendarios clásicos con alguna foto y hojas que se irán arrancando, con más o menos espacio para apuntar citas médicas y otros recordatorios.

Esperamos también los calendarios del mano que podemos coger en muchos comercios porque se sitúan en el mostrador, donde cualquier puede elegir el modelo que le gusta y llevarse uno o varios.
 

Un regalo económico y sumamente práctico


- Suponen un regalo muy barato. Este tipo de calendarios, especialmente los de bolsillo, salen muy baratos al negocio que los emite. Por este motivo no les importa regalarlos tanto a clientes de toda la vida como a aquellos que pasan de forma ocasional por el negocio.

Esto ayuda a que todo el mundo se vaya contento con un obsequio, lo que no quita que de manera discreta se ofrezcan mejores regalos a los clientes más especiales a los que se pretende mimar.

- Es un regalo muy práctico. Es el típico regalo que se sabe que se utiliza. Pocas cocinas hay en España que no tengan al menos un calendario colgado, a veces incluso más de uno. Los de mano quizás acaben siendo sustituidos por los teléfonos móviles con agenda pero, hoy por hoy, siguen siendo un regalo muy utilizado.
 

En las empresas, son imprescindibles

 
- Toda mesa de despacho tiene un calendario. Y además es útil porque si te llaman por teléfono para fijar una cita lo primero que miras es el calendario y a continuación la agenda. También es lo primero que se mira antes de poner la fecha en un documento. Incluso antes que la fecha que sale en la pantalla del ordenador.

- Continúa siendo la agenda compartida. Aunque hay agendas que se comparten en Internet, el calendario de pared sigue siendo la mejor versión de agenda compartida en una oficina. Allí se apuntan cosas tan importantes como el día de la cena de empresa o cuándo van a faltar compañeros.

Cada persona puede poner sus notas para que todos los demás se den por enterados. Y, claro está, todo el mundo ve la propaganda del calendario.

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