En sociedades actuales el trabajo en equipo es algo fundamental que comienza desde que empezamos a socializar con los seres humanos y el entorno que nos rodea.
Desde que somos pequeños nos enseñan a crear grupos de trabajo en el colegio y mesas redondas donde aprender a compartir y a desarrollarnos en conjunto. Desarrollo conjunto que se extiende durante casi toda nuestra vida educativa y parece que desaparece cuando comenzamos a formarnos como profesionales,donde comienza la lucha por el desarrollo a nivel individual.
Sin embargo, este individualismo de trabajo, de alcanzar objetivos y desarrollarse profesionalmente, en la mayoría de los casos no va a ligado a los éxitos profesionales en conjunto de una empresa ya que pocos son los sectores en los que trabajar en solitario reporte los mayores beneficios.
Por ello,se pone en duda el nivel de individualismo y competencia tan común en muchos negocios y empresas actuales.
Empresas y negocios han visto que alcanzar objetivos e hitos en común puede aportar muchos más beneficios a largo plazo, que la lucha por ser el mejor. Por ello, muchas de ellas dedican cada día más exhaustivamente a crear una mentalidad grupal, donde cada miembro aporte su grano de arena y un beneficio para así llegar a un fin común, y por tanto, a un desarrollo profesional y personal conjunto. Para eso sirve el coaching de empresarial.
Esta mentalidad de trabajo en equipo es sin duda muy favorable a nivel empresarial, donde los beneficios se verán incrementados y con ello la motivación de nuestros trabajadores. Pero, ¿qué claves debemos tener en cuenta para conseguir este desarrollo conjunto?
¿Jefe o coach?
Si bien en los últimos años y en ciertos sectores la figura del Jefe es más bien dictatorial y mandatoria, se ha visto que un jefe comprensivo, colaborativo y sobre todo, con empatía obtiene mejores resultados que uno con una actitud autoritaria.
Los adultos, al igual que los niños, aprendemos y nos desarrollamos no gracias a la imposición sino al descubrimiento y cooperación con lo que nos rodea. De ahí, que sea más necesario una figura de un coach si queremos que nuestro equipo consiga unos objetivos determinados de manera espontánea y sin imponer.
El coach puede ser la misma persona que el jefe del grupo de trabajo, pero debe conocer a los miembros de su equipo para así conseguir que cada uno de ellos aporte lo necesario para alcanzar el objetivo común.
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Comunicación. Algo necesario e imprescindible para trabajar en equipo y conseguir los objetivos deseados.
Para ellos podemos optar como jefes por formarnos para poder conseguir los hitos que queremos en nuestros trabajadores, o hacerlo de manera externa. Si apostamos por un coach grupal externo, tendremos la ventaja de que nuestros trabajadores no se sentirán cohibidos a la hora de explicar cómo se sienten y cómo se quieren llegar sentir cuando desempeñan su trabajo.
El coaching grupal conseguirá aumentar la positividad de los empleados, gracias a la comunicación y conocimientos entre los miembros del grupo, repercutiendo en la productividad grupal y, por tanto, en la empresarial.
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